sábado, agosto 22, 2009

“DISCIPULAS DE JESUS, NUESTRO ÚNICO TESORO”

Este fue el tema que condujo los días de retiro que hemos vivido las NOVICIAS Y JUNIORAS, de la Provincia Santa Rosa, del 30 de julio al 1 de agosto en el Centro de Espiritualidad de Chaclacayo.

Este espacio de retiro ha sido un tiempo en el que nos hemos encontrado con el Señor de nuestras vidas, que nos ha escogido no por nuestros méritos sino, por iniciativa propia. Un tiempo para contemplar nuestra experiencia fundante que es tierra fecunda, y retomar el camino al que hemos sido llamadas; hemos dejado fecundar nuestra vida en el encuentro de corazón a corazón, para escuchar en el silencio la voz de Dios y la luz para cuestionar nuestras vidas a través de la Palabra.

Ha sido un regresar a El para volver a empezar y vivir nuestro discipulado, desde nuestro Carisma, queriendo seguir los pasos de Madre Francisca; quien optó por hacer el bien toda su vida a los más frágiles y desamparados de su tiempo.

A lo largo de este retiro se nos ha ido presentando diversos textos bíblicos los cuales nos demuestran que han sido las mujeres las protagonistas de su propia liberación; fieles discípulas del Señor, quienes son para nosotras un ejemplo a seguir para llegar a identificarnos con Maria; la discípula perfecta, que ilumina nuestro andar y como ella, podamos hacer de lo ordinario algo extraordinario, con la Gracia que nos otorga Dios día a día y junto a ella cantar y alabar las maravillas que Dios hace en nosotras. Todas de alguna forma hemos experimentado este encuentro con el Señor, que no nos deja indiferentes, y al contrario, nos cuestiona, nos anima, nos transforma y fortalece nuestro andar.

Aunque la experiencia haya sido distinta para cada una de nosotras; todas sentimos en nuestro corazón agradecimiento para con Dios porque es Él quien nos ha permitido gozarnos con su presencia. Queremos agradecer también, a la Hermana Hilda y al consejo que nos han regalado este espacio de encuentro con el dador de vida, en el cual nos hemos descubierto una fortaleza para nuestra vocación. A nuestras hermanas maestras; Dolores y Amparo, quienes con todo su cariño y dedicación acompañan nuestro caminar, y a todas las hermanas de nuestras fraternidades de Malambito, Barranco, Chaclacayo, la Selva y Huancayo; con quienes compartimos lo cotidiano de la vida y misión.

Queremos que estos días de silencio, hagan fecundas en nosotras la palabra de Jesús, para que no se quede solo en una experiencia más, sino que esta palabra de vida nos ponga en camino hacia el encuentro con el Señor, sentido de nuestra existencia.

Queremos que esta experiencia vivida fortalezca nuestra vocación, y nos ayude a reconocer una vez más que CRISTO ES NUESTRO UNICO TESORO, y como Maria ponemos nuestra confianza y nuestros deseos de ser Discípulas siempre en camino dispuestas ha servir hasta el heroísmo.

Con Cariño sus hermanas junioras y novicias… Edith, Roxana, Elizabeth, Vilma, Vanessa, Diana, Carla y Lilian।

lunes, agosto 03, 2009

UN PASO MÁS....

Casi siempre, casi todos... pasamos a veces por la vida de puntillas... y no es porque no vayamos pisando con fuerza o porque no queramos hacer ruido, es algo más. Es ese vivir diario con prisas, sin tiempo y a veces sin pararnos a pensar en todas esas cosas que nos han sido regaladas y que ni siquiera tenemos el valor de agradecerlas. Sí, esas cosas como el poder oler, gustar, tocar, ver u oír.
¿Cuántas veces valoramos el poder disfrutar de todo esto?, creo que muy pocas...
Pues yo, hoy, una vez más y gracias a mi trabajo y todo lo que en él me rodea, me he parado a pensar en el valor de poder escuchar.
Hoy he tenido la oportunidad de ver cómo una niña de dos añitos empezaba (o continuaba) recorriendo el largo camino hasta poder conseguir lo que a los demás nos ha sido regalado.
Hace un mes que entró a un quirófano para salir de él con un paso muy importante de su camino, la parte interna de su Implante Coclear. Y Siguió caminando.
Hoy ha vuelto a pisar con fuerza (y he tenido la suerte de poder acompañarla) en la programación de ese “algo” ya tan suyo.
Mientras esperábamos con los papás en la salita, me decía la mamá “la gente está muy perdida en éste tema y me preguntan que si ya oye, y siempre tengo que explicarles, no aun no...!” y casi sin haber terminado me pregunta “¿Después de que la programen, cuánto crees que tardará en oír ya bien?, ¿Será pronto?”
Y así pasaba la espera; la mamá miraba su reloj...
¡Ya nos toca!, ¡Todo listo y empezamos!
La primera confirmación: la parte interna está perfecta; la sonrisa de esa mamá a la que ya no le importa la hora de su reloj.
Continuamos; primer contacto con ese “aparato” que seguro en adelante para ella será mucho más que eso..., un electrodo, otro, “pitidos”... y de repente la niña que jugaba ajena a nuestra miradas de... ¿impaciencia, miedo, curiosidad...?, se para, mira, pone cara de susto, se pone pálida, busca a su mamá y se acurruca en su regazo, mirándonos a todos sin entender qué le está pasando.
El papá, que nunca antes había visto esa expresión en la cara de su hija; la mamá, que sin esperarlo nadie, dice en voz alta “por fin el momento que tanto había esperado...”, y recoge a su niña entre sus brazos. Tal vez para ella un pensamiento en alto... pero... ¿qué hay detrás de todo esto?.
Es justo entonces cuando me doy cuenta de tantas cosas...
La niña... ¿qué siente una niña que por primera vez escucha y se asusta ante lo que para nosotros es insignificante?
Los papás... ¿qué sienten esos padres en ese momento en el que se abre la luz más esperanzadora en el camino de su hija?; esa luz en la que otros papás ni siquiera se detienen a mirar...
Los programadores, logopedas y demás profesionales... ¿qué sentimos ante una situación como la que hoy he tenido la suerte de vivir?, no se bien...pero me he sentido feliz, orgullosa...; feliz por poder acompañar (aunque sea un poquito y desde cierta “distancia”) a esos padres en ese largo camino que acaba de empezar; feliz por tener la oportunidad de encontrarme con esta niña y poder dar pasitos a su lado en estos momentos que aunque ella no recuerde, siempre marcarán su senda; pero sobre todo me he sentido orgullosa de mi trabajo, de poder levantarme cada mañana e intentar aportar un granito de arena en cada senda, en cada paso, en cada meta....
Noelia