lunes, agosto 27, 2007

Sigamos caminando…


A finales de julio en el mismo rincón del mundo, se tocaron dos de las sendas que desde hace mucho tiempo caminan juntas.
La una en Lima y la otra en la Selva central.
En Lima se debatían temas importantes sobre los laicos. Un proyecto que vosotras como congregación sabemos que tenéis en mente hace mucho tiempo y sobre el que cada día trabajáis para hacerlo realidad. Pero esta vez el proyecto se ponía sobre la mesa en manos de las más jóvenes de la congregación y desde las misiones de diferentes países. No sé bien el rumbo que llevó ésta senda, pero sólo con el ejemplo que nos dais cada día, vemos que vuestra relación con los laicos es un compromiso, una meta y sin duda una realidad.
Y a la vez, en Perené, no sé si por casualidad o por el destino, coincidimos en la comunidad con las hermanas cuatro voluntarias de España (Zaragoza, Madrid y Alcira). No nos conocíamos, pero nos entendimos casi sin hablar. Éramos cuatro laicas hablando el mismo idioma, el del voluntariado.
También nosotras compartimos muchas cosas; la relación entre laicos y hermanas, las diferentes comunidades de Perú, Tánger, Chile, España…. nuestras experiencias, nuestros sentimientos, el ejemplo que como congregación nos dais cada momento que estamos a vuestro lado, vuestra misión, vuestro carisma…
Y también pusimos sobre la mesa nuestro proyecto, nuestro compromiso, nuestras ganas… pero sobre todo esas ganas de seguir aprendiendo de vosotras, de que nos sigáis enseñando todo lo que a veces, por nuestra forma de vida, vamos perdiendo; esos valores que nos gustaría que fuesen parte nuestra como lo son de vosotras.
Así que aprovechemos que las dos sendas se tocaron, para que cada vez más se unan y vayan en el mismo sentido.
Que aunque cada senda tenga diferentes opciones de rumbo, que eso no nos impida caminar juntas hacia un mismo destino:


“HACER EL BIEN ALLÁ DONDE ESTEMOS”

Así que… sigamos caminando todos juntos enriqueciéndonos los unos de los otros!!!

Noelia

24 de Julio del 2007

lunes, agosto 20, 2007

Reencuentro en Perú

¡Qué alegría verlas otra vez!
¡Qué alegría compartir con ustedes la calidez del frío!
¡Qué alegría renovar con ustedes la opción de Hacer siempre el Bien!

Fue el día 27 de julio, después de diez años, cuando llegué a Lima, con muchas expectativas, pues la misión que traía era un reto para mi. También fue reto el húmedo frío que encontré, algo fuerte y soportable.

Mi destino en Lima fue la Comunidad de Malambito, donde me recibieron con mucho cariño. Allí, como por arte de magia, fueron apareciendo las hermanas que esperaba ver y las que no esperaba ver...

¡Qué alegría! ¡qué bendición! encontrarme con la mayoría de las hermanas con quienes viví la experiencia del Juniorado Común en 1997: Teresa Poma, Nora Huatarongo, Rosa Córdova, María Isabel Cornejo, Maribel Arrieta, Graciela Llatasi... recordar nuestras experiencias y travesuras fue genial, compartir nuestras actuales tareas y misiones fue muy enriquecedor. Pero más que todo esto, fue alentador reconocer y hacer nuevo nuestro seguimiento y opción por Jesús y su Evangelio, renovar y comprometernos a continuar poniendo nuestra carne en el asador porque vale la pena, a pesar de las fragilidades que vivamos y veamos en nuestro entorno.

Igualmente, la experiencia con las jóvenes Postulantes y Novicias fue bonita y una invitación a renovar mi opción de ser, cada día, ese testimonio auténtico de servicio y de entrega plena.

Durante mi corta estadía, me di cuenta en cada hermana, no sólo, del efecto del tiempo y de las líneas que marcan nuestras sonrisas... sino de la profundidad de nuestros sentimientos, afectos... de nuestros deseos de llevar a todos, de hacer vida el mensaje del Evangelio.

El encuentro con las hermanas de las Comunidades de Barranco y de Chaclacayo fue reconocer de nuevo la obra de Dios, a través del tesón y la pasión de tantas hermanas que han pasado, y hoy, otras, continúan esparciendo, con la paz y la ciencia de su experiencia, las semillas de un Evangelio cálido, cercano y lleno de vida.
Hna. Celia Aponte P.

viernes, agosto 17, 2007

TERREMOTO DE 7.5º EN EL PERU EL 15 DE AGOSTO 2007

En la tarde del 15 de agosto, del año en curso, día de la Virgen de la Asunción, de un momento a otro sentimos que la tierra se movía, desesperadas salimos al patio, Sor Heli corrió hacia el tercer piso, a su pao le dijo al portero ¡Nico, mi mamá! Al punto ambos subieron en pleno movimiento. Nico cargó a la señora y en unos instantes los tres estuvieron en el primer piso, dando gracias a Dios. Enseguida Heli se fue corriendo a ver a Sor Alida quien felizmente estaba tranquila y serena en su cama.

Por otra parte la Hna. Rosa Pinto que salía asustada de su habitación, segundo piso, se encontró en el pasillo con la Hna. Luz Lévano, le abrazó y le dijo, ¡bajemos, bajemos hermana!, y ella no quiso moverse, entonces Sor Rosa se dijo a sí misma: bueno, aquí moriré acompañándola, y se quedó.

Después de una breve calma entramos al comedor y compartimos nuestras experiencias de apuros, sustos y clamores a Dios.

En esos momentos llegó la Hna. Provincial Hilda, aver cómo nos encontrábamos, su presencia nos confortó.

Las réplicas seguían, las comunicaciones telefónicas se interrumpieron; las radios informaban que se había producido un sismo a las 6:40 pm, durando cerca de tres minutos, el epicentro localizado era en el departamento de Ica.

Al torcer día comenzamos a desprendernos y recolectar ropa y víveres para los damnificados, nos solidarizamos con ellos llevando de inmediato un buen paquete de ropa buena, víveres y pequeño aporte económico a un trabajador cuya familia quedó sin vivienda en el epicentro del terremoto.

En nombre de la comunidad de Barranco y del pueblo peruano dejamos constancia de nuestro profundo agradecimiento al Gobierno General, en nuestras hermanas Inmaculada Vicente y María Antonia Fernández por su cariñosa compañía entre nosotras, quienes vinieron de tal lejos, España, y nuestra gratitud, a todas las hermanas en general que de una y otra manera se han hecho presente desde los primeros momentos de esta tragedia, especialmente con la Hna. Luz Lévano cuya familia vive en Ica y no ha sufrido daño en su vivienda, gracias a Dios.

Gracias por el amor que nos han hecho sentir con sus preocupaciones. Gracias por la ayuda económica a favor de los desafortunados por el efecto del terremoto.
GRACIAS FINALMENTE A DIOS NUESTRO SEÑOR POR TODO EL BIEN RECIBIDO
Barranco, Agosto 2007.